miércoles, 9 de septiembre de 2009

Clausura de Curso con Maria Rey

María Rey es una de esas periodistas de raza que ha tocado todos los palos: radio, prensa, agencia de información y sobre todo tele, pues lleva 17 años en Antena 3, 13 de ellos como corresponsal en el Congreso. Durante el tiempo que presentó telediarios junto a Pedro Piqueras y Roberto Arce, muchas de las noticias que daba se cocían en el Parlamento: esto le llevó a decidirse por trabajar con quienes elaboran las leyes, los políticos.

Una profesión en la que cree, pero que considera mal pagada teniendo en cuenta las limitaciones profesionales que conlleva el cargo, y el hecho de que no puedan hablar públicamente. Aunque está de acuerdo en que el clima de disputa del hemiciclo no invita a pensar en la brillantez de la clase política, asegura que los medios tendrían que tener un discurso unitario sobre la imagen del diputado. Las cámaras, lejos de insistir en que la sala está vacía, deberían mostrar cómo el diputado va a su circunscripción y se preocupa de los problemas de los ciudadanos o emplea su tiempo en elaborar informes. “En las sesiones del Congreso están los que tienen que estar”, añadió.

También contó cómo su labor de presidenta de la Asociación de periodistas parlamentarios durante dos mandatos, le ha hecho ver la solidaridad que existe entre los medios allí presentes, que constituyen prácticamente una redacción más. Comparten reuniones con los políticos, mejoras laborales, premios. En cuanto al panorama actual, destacó cómo la crisis e Internet han impactado en los medios, que tienen que ir a su ritmo, aunque en la televisión los informativos siguen siendo los más vistos. A la pregunta sobre cuáles son las mejores noticias que ha dado, contestó “todas las que anuncian el fin de una guerra, de un secuestro, la desarticulación de un comando”. Sobre su trabajo, explicó que los presentadores normalmente influyen en la forma de contar las noticias, pues suelen editar los textos que leen, para darles una entonación y ritmo propios.

María aprovechó una de las preguntas para reivindicar el periodismo puro que no atiende a publirreportajes sobre empresas, como los que en ocasiones hacen eco de estrenos de cine o de productos de laboratorio. Su máxima ética: “convénzanos con su eficacia, pero no con regalos”. También apuntó hacia un tipo de comunicación institucional de la Administración algo peligrosa, la que envía un videocomunicado a los periodistas en lugar de convocar una rueda de prensa, que es lo mismo que decir “no hay preguntas”.

No faltó una referencia al trabajo como un lugar donde se encuentran amistades, sin las que es imposible afrontar jornadas de hasta 16 horas en algunos casos. Momentos como las elecciones son para María una fiesta, y recorre las cadenas buscando el trabajo de sus compañeras de profesión, a las que envía después un sms felicitándoles con un “has estado genial” o “te quedaba fenomenal esa chaqueta”.Nunca le falta además, el apoyo de un marido periodista, del que recibe comentarios profesionales, siempre desde la neutralidad y el cariño.

Para terminar, María aprovechó la pregunta sobre la conciliación familia-trabajo, con una reflexión sobre el importante papel de la mujer en la familia, y sobre la preocupación que le suscita que sus hijos vivan en una sociedad del exceso, preocupada por la imagen y el consumismo. “Vivir tu ideas con pasión”, el consejo que nos dio para la profesión del periodista político, puede ser también la solución necesaria para afrontar los retos de la nueva sociedad.

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